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Importancia de la Antropología

El término Antropología procede de las raíces griegas antropos, ‘hombre’, y logos, ‘tratado’. Ello configura entonces la denominación de esta maravillosa ciencia bajo los siguientes términos: tratado acerca del hombre.

La antropología psicoanalítica es una ciencia imprescindible a la hora de querer descifrar, junto a la filosofía, interrogantes como aquellas de ¿quiénes somos?, ¿por qué existimos?, ¿de dónde venimos?, ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿hacia dónde vamos llegada la hora de nuestra muerte?, etc., etc., etc.

Nuestra asociación es por ello una institución antropológica en un ciento por ciento, y a la par verdaderamente amante de la filosofía, con todas sus manifestaciones en el desarrollo del pensamiento humanístico a través de los siglos.

Homo nosce te ipsum, declararon los griegos en el frontispicio del Templo de Delfos, aludiendo a la necesidad de desentrañar el misterio de la vida y de la muerte, como finalidad última de la verdadera filosofía.

Y es esa la búsqueda de nuestros estudios y por ello nos apoyamos en la Antropología y en la Filosofía universal. Lo que interesa a nuestra institución es llevar a sus afiliados hasta la plenitud moral, ética, anímica, psíquica y social. Esta plenitud permite al ser humano valorarse a sí mismo desde un punto de vista superior y, en consecuencia, valorar también su entorno, a sus semejantes y la vida misma en todas sus manifestaciones.

Aquellos que se empeñan en hacer de la Antropología una aliada del materialismo dialéctico merecen nuestro respeto, aunque nosotros institucionalmente no compartimos sus criterios. Pensamos, con los amantes del humanismo, que la Antropología no puede quedar sujeta a una interpretación meramente intelectual acerca de la herencia que nos han legado nuestros antepasados.

Por ello recitamos con el Dr. Samael Aun Weor:

«Los códices mexicanos, papiros egipcios, ladrillos asirios, rollos del Mar Muerto, extraños pergaminos, así como templos antiquísimos, sagrados monolitos, viejos jeroglíficos, pirámides, sepulcros milenarios, etc., ofrecen en su profundidad un sentido metafísico que definitivamente escapa a la interpretación literal y que nunca ha tenido un valor explicativo de índole exclusivamente intelectual».

Nuestra institución se declara restauradora de las eminentes verdades que han constituido, a través del tiempo, el bagaje cultural que hace de la sociedad humana un todo trascendental y trascendente que justifica la existencia de la misma.

Finalmente declaramos, apreciado lector:

«El único culto perfecto que puede rendirse a Dios es el culto de la Verdad. Ese reino de Dios, cuyo advenimiento piden a diario maquinalmente millones de lenguas manchadas en mentiras, no es otro que el reino de la Verdad» –Unamuno–.

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