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Mensaje de bienvenida

Estimado amigo investigador, AGEAC le da la bienvenida a la Gnyana indostánica, a la Sophia griega, al conocimiento milenario que poseyeron las grandes culturas del pasado. Un conocimiento revelador que le ha permitido al hombre conocer la razón de ser de su propia existencia…

Se encuentra ahora en el vestíbulo del santuario de la Sabiduría, en ese santuario en el que estudiaron y practicaron hombres de la talla de Confucio, Buddha, Jesús, Salomón, Homero, Pitágoras, Platón, Sócrates, Hermes Trismegisto, Dante Alighieri, etc.

El camino que tiene por delante es enormemente gratificante, pero ha de saber que no habrá de resultarle fácil, pues aspirar a la sabiduría es una cosa, pero perseverar en su búsqueda toda la vida hasta encontrarla es otra cosa muy diferente.

Dos son los grandes obstáculos a los que habrá de enfrentarse:

  1. Por un lado, el enorme carrusel de oportunidades y sensaciones que la vida le ofrece –necesarias o no–, que en conjunto suelen acaparar el tiempo de hombres y mujeres.

  2. Por otro lado, un gran escaparate de enseñanzas, muchas de ellas incluso vinculadas a los principios de bondad, libertad, felicidad…, pero que engendrarán en usted cuantiosas dudas, pues no sabrá cuál de ellas participa de la verdad.

Pero para salvar esos impedimentos recuerde igualmente dos cosas muy importantes:

  1. Vivir por vivir, sin tratar de responderse a sí mismo quién soy, de dónde vengo, para dónde voy, cuál es el objeto de la existencia, propiamente, tener los ojos cerrados, sin querer abrirlos jamás. Y con la mano en el corazón, respóndase a sí mismo: ¿puede haber algo más triste en la vida que querer seguir en la oscuridad?

  2. Solo un conocimiento práctico que permita al estudiante comprobar por sí mismo sus preceptos y enunciados puede sacarnos del confuso laberinto de las teorías. Aquella enseñanza que no encuentra aplicación práctica en la vida no es otra cosa que una simple acrobacia del pensamiento que a nada conduce.

Pero si usted, apreciado lector, ha llegado hasta aquí porque la Sabiduría es dulce a su alma y cree que en la vida hay algo más que nacer, crecer, envejecer y morir; entonces le invitamos a tomar el escudo de su fe y a avanzar con paso decidido, ya sea a favor del viento o contra todos los vientos… Sin embargo, recuerde siempre: «No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas» –Séneca–.

Ignoranti, quem portum petat, nullus suus ventus est

«Ningún viento es favorable para el que no sabe a qué puerto va»